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23 diciembre, 2022

Fernanda Hernández | Directora técnica de Nutriplus

Participás activamente en el desarrollo de normas. ¿Cuál es, a tu criterio, la importancia de hacerlo? 

Creo que es importante que todos los actores del sector nos involucremos en el desarrollo de las normas. Cuando se trabaja cada documento es un momento muy enriquecedor, ya que nos permite aportar nuestra experiencia y aprender de las vivencias ajenas. Muchas veces uno va desarrollando, incluso sin notarlo, sesgos en la interpretación y aplicación de las normas y/o los sistemas de gestión. Considero que, en parte, es una consecuencia lógica de los años de trabajo, pero también muy influida por la actividad específica en la que cada uno de nosotros trabajamos.

 

Por ejemplo, en mi caso particular, me desempeño como directora técnica de un establecimiento que elabora ingredientes para la industria de alimentos, por lo que cada vez que estoy frente a una norma el proceso lógico es evaluar, mediante un diagnóstico/auditoría de los procesos vigentes, el grado de cumplimiento con los requisitos y luego adaptar los procesos necesarios a fin de alcanzar los requerimientos establecidos. Sin embargo, esto no siempre es tan simple como parece, ya que muchas veces la redacción de las normas es intencionalmente amplia con el fin de abarcar todas las organizaciones, independientemente de su tamaño y complejidad, y esto conlleva diferencias en la interpretación del cumplimiento. Esto es algo que suele ponerse muy de manifiesto en las auditorías externas.

 

Si cada uno de nosotros interactuara con las normas solo al momento de implementarlas, perderíamos ese feedback tan positivo que se genera con los intercambios de ideas durante las reuniones de los grupos de trabajo. Yo tengo el placer de trabajar en forma conjunta con profesionales que se especializan en auditorías externas, o que son miembros de organismos como el propio IRAM o distintas cámaras con un enfoque más orientado a la normalización. Esto hace que todos, al momento de interpretar un párrafo (ya sea que estemos trabajando en la traducción para una adopción literal de una norma o en la redacción de un documento desde cero) seamos capaces de sumar experiencias, aciertos, errores y necesidades de cada sector. Considero que el resultado de esto es un documento mucho más valioso, que realmente tiene el potencial de promover una mejora en la gestión de las organizaciones que los aplican, dejando menos lugar a definiciones poco claras que son las que finalmente llevan a los conflictos cuando se intenta evaluar el cumplimiento de un determinado requisito; pero sin perder de vista la amplitud necesaria para que el documento sea lo suficientemente versátil para ser aplicado en todas las organizaciones.

 

¿Qué beneficios les aporta a las organizaciones involucrarse?

Creo que involucrarse representa un beneficio mutuo. Los grupos en los que participo se caracterizan por ser sumamente abiertos a nuevas ideas y personas. Si bien es cierto que el grado de libertad que se tiene durante el trabajo de cada grupo varía mucho en función del documento que se esté tratando (como decía anteriormente, no es lo mismo una adopción idéntica que una redacción desde cero), siempre permite compartir la realidad, necesidades y experiencias de la institución a la cual uno representa, sea que se trate de una empresa pública, privada, organismo, cámara, etc. Nos da la posibilidad de exponer con argumentos lógicos, por qué motivo una frase, expresada de una determinada forma, puede ser muy perjudicial a la hora de evaluar la conformidad con un requisito, tanto por ser muy rígida en su redacción, haciendo muy difícil el cumplimiento para determinadas estructuras, como por ser muy laxa y dar oportunidad a desigualdades al momento de la evaluación. En resumen, cuando se está trabajando en la redacción de un documento es el momento para opinar, oponerse, proponer, aportar ideas superadoras y esto facilita luego la aplicación de dichos documentos en las organizaciones al mismo tiempo que permite normas más prolijas, con una visión más amplia de las distintas necesidades y realidades.

 

En la elaboración de normas se prioriza el equilibrio de intereses para arribar a documentos representativos de la sociedad en su conjunto. ¿Qué rol creés que tiene la perspectiva de género en estos temas?

Considero que el equilibrio de intereses es fundamental para lograr documentos representativos. En este sentido, creo que la perspectiva de género es simplemente un factor más a considerar, que debe estar presente al igual que el objetivo de contar con representantes del sector empresario, educativo, de normalización, sector público, privado, etc. Mi experiencia personal es que el balance en las cuestiones de género siempre se ha dado de forma natural en los grupos de trabajo en los que participo. Creo que los intereses planteados en los grupos de trabajo son relevantes para el mejor desempeño de cada uno de nosotros y de las organizaciones de las cuales formamos parte y representamos, independientemente de nuestro género y eso hace que naturalmente haya una tendencia a querer participar. Sumado a esto también tengo que destacar el rol fundamental de quienes coordinan los grupos, que siempre han puesto de manifiesto no solo con palabras, sino con innumerables acciones que el esfuerzo, el conocimiento, el mérito y la dedicación son las verdaderas cuestiones que importan a la hora de participar y debatir ideas.