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14 diciembre, 2022

Sebastián Martino | Jefe de Proyectos en SSAA en YPF

Participás activamente en nuestra comisión de acciones correctivas basadas en riesgos, ¿cuál es, a tu criterio, la importancia de hacerlo?

 

Participar de un grupo interdisciplinario de profesionales que cuentan con conocimientos y experiencia en temas relacionados a mi campo de trabajo siempre es reconfortante. La comisión de acciones correctivas basadas en riesgo es de alto contenido técnico en una temática que se encuentra en constante innovación a nivel mundial. La legislación argentina no se encuentra a la altura de esta dinámica internacional, no se actualiza a los hallazgos y nuevas prácticas que aplican en países donde el ambiente es un campo de crecimiento constante. Esto le da un valor extra a la comisión, aportando normas para la gestión de sitios contaminados que, ante la falta de leyes específicas, sean utilizadas como referencia por autoridades de aplicación y por la industria.  

 

La primera norma que se elaboró en dicha comisión y en la cual colaboraste es la IRAM 29590. ¿Cuáles son los beneficios para la industria de disponer de esta norma argentina?

 

La norma IRAM 29590 establece una nueva herramienta para la toma de decisiones ante sitios contaminados. Esta herramienta permite a la industria gestionar los recursos (humanos, económicos, etc.) en base a prioridades que tienen relación directa con la salud de las personas que se encuentran dentro del alcance de posibles contaminantes. Con esta norma, Argentina se alineó a normativas internacionales de vanguardia, incorporando el criterio de “riesgo” para definir objetivos de remediación ambiental. Fue el puntapié inicial para esta comisión que continúa elaborando normas específicas de suma importancia para la gestión de sitios contaminados.

 

Actualmente, estás colaborando en el desarrollo de la norma IRAM de evaluación ambiental de sitios, ¿qué problemática aborda y cuáles son sus principales aportes?

 

Cuando se aborda una problemática de “sitio contaminado”, el primer paso, y más importante, es realizar un diagnóstico adecuado. A ese diagnóstico lo llamamos Modelo Conceptual del Sitio (MCS) y es el resultado final que nos aporta la norma IRAM 29704 a la que llamamos “de Fase II” y que complementa a la norma IRAM 29701 “de Fase I” ya publicada en julio de este año. Este MCS es una descripción completa del sitio y se orienta a conocer el medio físico de manera específica, a conocer las características de la zona afectada (compuestos químicos, dimensiones de la contaminación, medios físicos afectados, etc.), las características del entorno (viviendas, comercios, actividades productivas, pozos de captación de agua subterránea, etc,) y todos los aspectos relevantes del área de interés. De igual manera que nuestro médico antes de recetarnos una medicación o un tratamiento se concentra en elaborar el diagnóstico correcto, al gestionar un sitio contaminado debemos contar con el MCS adecuado y luego sí podremos pensar en las posibles soluciones (saneamientos, controles, etc.).